Hoxe quero facerme eco do artigo que publica hoxe Jabois sobre a polémica que surxeu en Vilalonga co cura, co manto, cos cartos e ata coas misas. Si é que a penitencia hai que aguantala e a procesión vaia por dentro.
El recatamiento del Señor. Por Manuel Jabois
Sin saber de su aflicción aunque se supone que con pavor al magisterio de Dios, que es mucho magisterio y no lo saca uno en tres años, el cura de Vilalonga, parroquia de Sanxenxo, ha mirado por los desvelos del pecado y prohíbe que en la procesión de la Virxe do Carme se llene de billetes los mantones de la figura religiosa. «No es muy ético ver a la Virgen cubierta de dinero», dijo. Así que propone una urna.
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En Vilalonga han emprendido pasos por no se sabe qué caminos. Buezas recuerda que en la romería de los Milagros de Amil la Virgen se pasea con el manto lleno de billetes y que «incluso hay guardias civiles», que si uno ve las fotos y las cantidades que la señora porta en la vestimenta lo que debería haber es un regimiento. Es manía muy religiosa la de entregar de esta forma tan poco escrupulosa el dinero a la fe, que para mover montañas necesita el feroz sustento y la pasión de bueyes con el viento azotando el papel moneda, y los vecinos ahogados por la pena y el paro extendiendo los brazos a Dios para pagarle su protección y su vigilia. El cura de Vilalonga lo que quiere es desterrar la práctica y poner urnas, como en el Domund, que va más a juego. También sabe que eso de meterle billetes en los refajos a las mujeres reclamando favores está extendido entre vírgenes y contrarias (Amil y Las Vegas, o sea) y tampoco es plan.
En Vilalonga han emprendido pasos por no se sabe qué caminos. Buezas recuerda que en la romería de los Milagros de Amil la Virgen se pasea con el manto lleno de billetes y que «incluso hay guardias civiles», que si uno ve las fotos y las cantidades que la señora porta en la vestimenta lo que debería haber es un regimiento. Es manía muy religiosa la de entregar de esta forma tan poco escrupulosa el dinero a la fe, que para mover montañas necesita el feroz sustento y la pasión de bueyes con el viento azotando el papel moneda, y los vecinos ahogados por la pena y el paro extendiendo los brazos a Dios para pagarle su protección y su vigilia. El cura de Vilalonga lo que quiere es desterrar la práctica y poner urnas, como en el Domund, que va más a juego. También sabe que eso de meterle billetes en los refajos a las mujeres reclamando favores está extendido entre vírgenes y contrarias (Amil y Las Vegas, o sea) y tampoco es plan.
Para leer todo preme aquí: El recatamiento del Señor.