Noticia do Diario de Arousa de hoxe:
El edificio Venus, un lastre urbanístico vinculado a SAL
Edificio Venus, sobre el que pesa orden de demolición parcial. g. salgado |
Junto al Boavista y al Herpi, acumula décadas de procedimientos judiciales que buscan, exclusivamente, eludir una obligada sentencia de demolición dictada para ajustar la obra a la legalidad.
El edificio Venus, propiedad de familiares directos de la recién electa concejala de Sanxenxo Agrupación Liberal (SAL), supone un grave lastre para el Concello, sobre quien pesa desde hace años una orden de demolición del exceso de volumen dictada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
La negativa del propietario a acatar la sentencia de demolición, al igual que ocurriera en el Boavista, obliga al Concello a ejecutar los trabajos de forma subsidiaria. Pero en este inmueble no resulta tan fácil. Y es que en el edificio se da un exceso de altura, al contar con un piso y un bajo cubierta ilegal, pero también un exceso de volumen. Los vuelos de las plantas uno y dos colindantes con la calle Ourense exceden en 40 centímetros, así como en 89 centímetros de longitud del vuelo del chaflán de la altura superior. Los vuelos de las plantas superiores de la fachada que da a la calle Comercio sobresalen en 60 centímetros, además de no estar autorizados, lo que convierte la edificación en ilegalizable y la demolición parcial ordenada en una “misión imposible”.
Desde la Xerencia de Urbanismo se trasladó al TSXG la complejidad del trabajo, que implicaría acometer refuerzos estructurales, ya que la demolición del volumen podría conllevar el desplome del edificio. De nada han servido las explicaciones municipales y los intentos de que se considere inviable la demolición. El TSXG se mantiene firme en su postura, alegando que los avances actuales permiten que se lleve a cabo con garantías e insta al Concello a cumplir la sentencia.
La administración local deberá convocar un nuevo concurso para proceder a la demolición. Cabe recordar que ya han sido convocados dos que quedaron desiertos. En la primera ocasión, como la envergadura de la obra requería de una empresa especializada, el arquitecto municipal presupuestó los gastos en casi 7.000 euros y sacó a concurso los trabajos. Quedaron desiertos, al igual que ocurriría en 1999, fecha en la que ya contaban con una dotación de 55.281 euros. Habrá que ver si a la tercera va la vencida.